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Por Dirk Hoffmann, 02 de Junio de 2014

Un grupo de científicos dedicados a la criósfera, al estudio de las regiones de nieve y hielo, empezaron a usar el término “Imperativo de la Criósfera” (Cryosphere Imperative) para argumentar la necesidad de niveles más altos de ambición en la mitigación de las emisiones de gases de efecto invernadero, en base a los riesgos muy reales que el cambio climático ya posa para estas regiones.

La Iniciativa International de la Criósfera y del Cambio Climático (ICCI), conjuntamente con un rango de organizaciones polares y de montaña, incluyendo el Instituto Boliviano de la Montaña, estarán trabajando para llevar la atención de los gobiernos y de las sociedades en general hacia estos tópicos en el camino a la COP 20 en Lima y el Acuerdo de París de 2015. El texto abajo, versión en castellano, resume las líneas principales de este “Imperativo de la Criósfera” y sus implicancias para el proceso de negociación climática en Lima y París.

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Hielo marítimo en el Ártico, fuente: www.iccinet.org

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Por Dirk Hoffmann, 27 de Enero de 2014
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El pasado miércoles 22 de enero la Comisión Europea ha acordado las nuevas metas para la política de clima y energía de la Unión Europea hasta 2030. Estas metas definen el marco para los tres pilares de la política energética de las próximas décadas: reducción de emisiones, uso de energías renovables y eficiencia energética.

A pesar de proponer una meta vinculante aparentemente ambiciosa para la reducción de emisiones de dióxido de carbono de 40% (para 2030, comparado con 1990), la Unión Europea ha perdido la oportunidad de retomar el liderazgo climático a nivel internacional en el camino hacia la Conferencia Climática en París el próximo año.

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Malas perspectivas para la COP 21 en París en 2015...

Hace unos años atrás, la Unión Europea estaba visto en el marco de las negociaciones climáticas internacionales como el bloque más progresista y muchos observadores habían pensado que mediante un liderazgo fuerte de los europeos se podría incentivar a otros países industriales hacia mayores compromisos de reducciones de emisiones.

Con la definición del nuevo marco para su política de clima y energía hacia 2030 por parte de la Comisión Europea, sin embargo, los europeos se despiden de un posible liderazgo climático internacional – y de la posibilidad de limitar el calentamiento global a 2 °C.

Este nuevo documento (White Paper) de la Comisión Europea tendrá un impacto significativo sobre la forma en que la Unión Europea generará su energía en los próximos 15 años. El mensaje principal atrás de la propuesta es la apuesta hacia business-as-usual, seguir adelante sin mayores cambios. Esto en realidad, significa estar pavimentando un poco más el camino al desastre...

Lo que a primera vista parece un paso interesante, limitar las emisiones de CO2 en un 40%, realmente no va a cambiar el rumbo fósil de los europeos, porque una buena parte de estas reducciones todavía resultan del derrumbe de las industrias ineficientes de las economías ex-comunistas a inicios de los años 90 del siglo pasado.

La comisaria para el clima de la Unión Europea, Connie Hedegaard, llamó la meta del 40% un avance significativo, considerando el clima económico existente. Talvez, en una perspectiva de lo políticamente posible.

“Las metas propuestas no son suficientes para alimentar un cambio transformacional del sector energético de la Unión Europea (UE)”, opina Kaisa Kosonen de Greenpeace. “Al contrario, parecen ser diseñados para complacer las empresas eléctricas y de la industria pesada que estaban avocando para metas climáticas muy bajas y sin ningunas metas vinculantes a nivel nacional para energías renovables – que es lo que la Comisión esta ahora proponiendo. Una contribución justa desde la UE sería un corte de emisiones de por lo menos 55% hasta 2030, lo que pondría a Europa en camino hacia una decarbonización de su economía hacia mediados del siglo”.

La Red Internacional para Energía Sostenible INFORSE (International Network for Sustainable Energy) argumenta a favor de reducciones más drásticas todavía: “Pensamos que se necesitan reducciones más fuertes que el 40% de 1990 a 2030 propuesto y que estas deberían ser en el orden del 70%, que es manejable para la UE”.

“La Unión Europea es el bloque con las mayores importaciones de energías fósiles en el mundo, por lo que se beneficiaría mucho en la reducción del uso de energías fósiles, que sería la consecuencia de metas más ambiciosas. Metas más altas y políticas más ambiciosas reducirían la sobredependencia de la UE de los importadores de energía y ayudaría a crear puestos de trabajo dentro de la UE”, explica el coordinador de la red INFORSE, Gunnar Boye Olesen.

Un detalle importante: La meta del 40% debe ser alcanzada “solamente mediante medidas domésticas”. De esta manera se cierra la puerta a los países de recompensar sus emisiones en terceros países a través de mecanismos de mercado de carbono.

 

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La segunda decisión de la Comisión pide una meta vinculante para un mínimo de 27% de energías renovables para la Unión Europea. Lo que es importante notar es que no habrá metas vinculantes para los países miembros de aumentar el porcentaje de energía solar y eólica. Esto es un claro desincentivo para la inversión en energías renovables, un paso atrás hacia una economía de bajo carbono. Barbara Hendricks, la ministra del medio ambiente de Alemania, le encuentra todavía otra interpretación: “Con esto hay un gran peligro que se está preparando el regreso de la energía nuclear por la puerta trasera”.

En el tercer pilar de la política climática, la eficiencia energética, se deja por lado cualquier pretensión de fijar metas. El comisario para la energía, el alemán Günther Oettinger, mencionó como nuevo criterio “la capacidad de la industria de competir internacionalmente”.

La meta de reducir las emisiones de CO2 del transporte en un 6% ha sido dejada fuera del documento, lo que ha provocado protestas de grupos ambientalistas.

Otros temas abordados por el documento de estrategia política energética se refieren al gas de esquisto (shale gas) y el sistema del mercado de carbono. El presidente de la Comisión Europea, Manuel Barroso, dijo que no habrá regulaciones vinculantes a nivel europeo para la extracción del gas de esquisto, también llamado “fracking”. La UE se limitará a elaborar unos “principios básicos” para el fracking para garantizar estándares mínimos de seguridad y salud medioambiental. Esto se interpreta como una clara invitación a esta tecnología peligrosa, especialmente bienvenida por Gran Bretaña y Polonia.

En relación a los mercados de carbono se propone un reajuste del mecanismo para aumentar el valor de los certificados y de esta manera hacerlos funcionar mejor a partir de 2020.

Ahora, las propuestas de la Comisión serán revisadas por el Consejo Europeo que se reúne en marzo, para luego entrar al proceso legislativo formal.

Como es de esperarse, todos los grupos ecologistas y el partido de Los Verdes en el Parlamento Europeo se mostraron muy decepcionados con las propuestas de la Comisión Europea.

Amigos de la Naturaleza (Friends of the Earth Europe) en un documento de posicionamiento había llamado a la Unión Europea a “definir tres metas ambiciosas y vinculantes para 2030 de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, ahorrar energía y desarrollar energías renovables” como la única forma de poder llegar a las reducciones de gases de efecto invernadero de entre 80 y 90% hacia mediados del siglo para evitar niveles peligrosos de cambio climático.

Como también es de esperarse, los representantes de la industria se mostraron contentos: “La definición de metas climáticas vinculantes y realistas es el camino razonable”, comentó la Asociación de la Industria Alemana (BDI). En su página web, la Comisión Europea explica el objetivo de sus metas a ser alcanzados en 2030 justo en esta línea: “Las metas mandan una señal fuerte hacia los mercados, promoviendo la inversión privada en nuevos gaseoductos, oleoductos y redes de electricidad o tecnologías de bajo carbón”.

Ahí está el problema fundamental: El White Paper sobre energía y clima no prioriza las energías renovables de una manera suficiente para evitar fuertes inversiones en la instalación de infraestructura fósil; una infraestructura que va a definir el patrón energético de las próximas décadas debido a la larga vida útil de este tipo de infraestructura. En vez de fomentar la transición de la industria europea hacia cero o bajo carbono, lo que harán los nuevos lineamientos de la Comisión Europea es cementar las bases del sistema fósil. En suma, las propuestas de la Comisión Europea son una señal poco alentadora para las negociaciones climáticas y hacen dudar que se pueda llegar a un acuerdo capaz de reducir drásticamente las emisiones globales de dióxido de carbono en la Conferencia Climática COP 21 de París en diciembre de 2015.

 

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Por Dirk Hoffmann, 02 de Diciembre de 2013

El día sábado, 23 de noviembre, en Varsovia, Polonia, han terminado dos semanas de negociaciones intensas en el marco de la Convención Climática. Una vez más la sensación de la mayor parte de los observadores es que los resultados de esta conferencia número 19 o “COP 19” son completamente insuficientes para frenar el desastre climático al que nos estamos dirigiendo.

Por otra parte, viendo los resultados alcanzados en Polonia desde la lógica del mismo proceso de negociación, una gran mayoría de observadores encuentra varios avances; en materia de inclusión de aspectos de género, los 100 mil millones para el Fondo de Adaptación y sobre todo en la creación de un mecanismo para “pérdidas y daños”. Resumimos a continuación los aspectos más relevantes de esta última Conferencia Climática de las Naciones Unidas.

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